Rusos en la ruleta

Me caen bien los rusos por patriotas, poetas, ludópatas, borrachos y porque derrotaron con bolas de nieve a Napoleón y a Hitler. Viví uno de los mejores años de mi vida en Moscú y conocí la luminosa tristeza de un pueblo tan atormentado como el español. Mientras temo que la flota rusa invada la isla de Chipre, leo El cortijo andaluz, gran libro de Agustín Rivera que es un viaje por el polvo de ángel, por el despilfarro y la corrupción. Al autor se le ha caído el pelo siendo testigo de la gran juerga de los ERE de la Andalucía que acabó en el juzgado de Mercedes Alaya, esa Temis que no tiene los ojos tapados sino ocultos detrás de unas gafas oscuras de Julia Roberts. Agustín Rivera, junto a Jesús Nieto Jurado, otra estrella ascendiente del columnismo, dijo a su debido tiempo: el símbolo de la mafia rusa es la escultura de Zurab Tsereteli, que Gil y Gil puso a la entrada de Puerto Banús.

El alcalde de la ciudad sin ley dijo a la sombra de La Victoria: «A lo mejor la mafia tiene que existir para coger la justicia por la mano». Entonces fue cuando un grupo punk-rock de Estepona cantaba: «Tengo dinero ahorrado de mi última estafa / y el pasaporte falso que me dio la mafia / Vivo en un chalé / Muy lejos de la KGB» . El dinero negro del contrabando y el narcotráfico llegaba al Mediterráneo después del desmembramiento de la URSS. Cuentan en Costa NostraAntonio Romero y Miguel Díaz que el número de visados concedidos por el consulado de España en Moscú se triplicó y lo más granado del crimen organizado ruso comenzó a tomar posiciones en la Costa del Sol.

Lo que no lograron en la Costa del Sol, los rusos lo consiguieron de laAfroditapro-soviética que como Polina, la protagonista de El jugador de Dostoievski, empezó a burlar en el capitalismo de casino. Siempre fueron los mejores puntos. La ruleta la inventaron los franceses -dicen que Pascal- pero la intentaron romper siempre los rusos. Cuando le pregunto al maestro y patrón de nuestros economistas, si lo de Chipre puede pasar aquí, si se imagina a la Troika metiendo mano en los ahorros de los ciudadanos, contesta: «Aquí no porque somos un país civilizado. La mayoría de los depósitos de Chipre eran de rusos con jets privados en Limassol y yates en Pafos».

El Acorazado Potemkin acabó siendo un yate de lujo. Rusia sigue nevada de hambre mientras los jerarcas se llevaron el sudor de la nieve. Pero la pregunta que se hacen los europeos es ¿quién prefiero que me quite los ahorros, un banco o un atracador? Nada hay menos sagrado que los depósitos en los bancos.